Si yo quisiera narrar lo bueno que tienen, de sí, las personas diríamos, ante tal verdad, que sobran las palabras. Pero a esta mujer, que quiero hoy mencionar, no puedo evitar escribir unas verdades, que aunque ya las sabemos, nadie se las ha dicho. Y empezando por su nombre digo que es María Luque Aro. Con sus 84 años ostenta el cargo de camarera honoraria de nuestra Virgen del Consuelo. Su vida transcurre de una forma humilde sencilla y buena, desde pequeña ha vivido en la fe cristiana junto a sus hijos Manolo, Antonio y Rafa. De ellos destaco el gran amor a su madre que la cuidan y visitan diariamente. De todas las virtudes yo me quedo con la gran capacidad de darse a los demás con todo el amor que desprende de su corazón.
Si yo quisiera comparar lo bueno de las cosas, sería con ella. Si yo quisiera comparar la grandeza del amor, seria con ella. Si yo quisiera comparar la entrega, la sabiduría, la dulzura y el cariño, sería con ella. Pero ni puedo ni quiero hacer comparaciones, por que de ella ya emana, con tanta naturalidad el gran sentido de la verdad, de la fe, de la paz, y del amor que haría falta otro mundo para que tuviera cabida.
Manuel Hidalgo
