Siempre que hagamos algo positivo, en favor de alguien, con el deseo de lograr algún bienestar, podemos decir que lo estamos haciendo con buenas intenciones. Raramente son perjudiciales o están asociadas a otro tipo de circunstancias que puedan producir algún mal, pero siendo sincero, tengo que reconocer que algunas veces, las hay. Y son esas buenas intenciones las que sin querer o no sé ¿por qué?, pueden llegar a hacer el mal a las personas. Las podemos definir como: hechos que se hacen ‘no sé por qué’.
Estos hechos, lamentables, ocurren sin querer ocasionar daño o dolor, sin querer herir la sensibilidad de nadie, o como también se dice, sin pensarlo bien, pero existen.
¿Cuantas veces nos ha ocurrido que, creyendo estar en lo cierto y sin ninguna pretensión de ningún tipo, hemos actuado de forma errónea ocasionando perjuicios que pudieran llegar a ser graves y luego si lo analizamos fríamente llegamos a comprender lo mal que hemos obrado y no sabemos por qué lo hemos hecho?
Pues si, así es y así con esta reflexión puedo decir que algunas veces las cosas simplemente se hacen, o simplemente se hacen, sin saber por qué, a lo que desde aquí animo a que se tomen como hechos perdonables.
Manuel Hidalgo
