¿Qué es la Obesidad Infantil?
Cuando hablamos de sobrepeso u obesidad hablamos de una enfermedad debida al aumento de peso corporal por encima de un patrón dado. Para evaluar si una persona presenta sobrepeso u obesidad, los expertos emplean una fórmula llamada índice de masa corporal (IMC), que calcula el nivel de grasa corporal en relación con el peso, estatura y talla. Aunque cada vez más se usa el índice cintura/cadera.
- ¿Qué es la Obesidad Infantil?
- ¿Qué factores influyen en la aparición de este problema de salud?
- ¿Qué evitamos si favorecemos un peso saludable en niños? (consecuencias)
- ¿Cuál sería el tratamiento adecuado?
- Las raciones tienen que ser adaptadas a la edad y a la actividad
- Las técnicas empleadas son:
- Recomendaciones generales
- No conviene apremiarles para que acaben rápido de comer
En cuanto a la obesidad infantil es un problema de salud pública cada vez más importante en nuestro país, y más aún en nuestra Comunidad Autónoma donde un tercio de los niños y niñas tiene sobrepeso y un 18% padecen obesidad.
¿Qué factores influyen en la aparición de este problema de salud?
Los cambios en los estilos de vida, sociales y laborales que ha experimentado la sociedad española han ocasionado un fuerte incremento de la obesidad en la población infantil.
Las dietas tradicionales han sido reemplazadas por dietas con mayor densidad energética, lo que significa más grasa y más azúcar añadido en los alimentos, unido a una disminución del consumo de frutas, verduras, cereales y legumbres.
Además, estos cambios alimentarios se combinan desfavorablemente con estilos de vida, en los que el gasto energético derivado de la actividad física ha disminuido, debido a unas condiciones de vida más confortables (transporte motorizado, ascensores, calefacción central, aire acondicionado) y unas actividades de ocio sedentarias (TV, videos).
Por otra parte, en muchos casos es también una herramienta o recurso para liberar tensión, ansiedad o inestabilidad emocional.
¿Qué evitamos si favorecemos un peso saludable en niños? (consecuencias)
Uno de los problemas más importantes de la obesidad infantil es la de su riesgo de perpetuarse en la vida adulta, con una carga de enfermedad asociada muy importante.
La persistencia de obesidad en el adulto arrastra consigo las comorbilidades o enfermedades asociadas a la obesidad, que además tienden a agregarse y que pueden estar presentes desde la infancia.
Algunas de las consecuencias son evidentes como las psicosociales (salud social) o las ortopédicas, pero otras permanecen ocultas y pasan desapercibidas, estas son las que imprimen un carácter aterogénico y de riesgo cardiovascular de mayor gravedad.
¿Cuál sería el tratamiento adecuado?
Las claves para combatir la obesidad infantil son una buena alimentación y el ejercicio físico. Sin embargo, cada vez más señalamos la importancia del apoyo psicológico como método complementario y necesario al mismo.
Para el tratamiento sería necesario hablar primero de prevención.
En este caso las normas y recomendaciones sobre actividad física, sedentarismo, alimentación deben ser las mismas para toda la familia, tengan o no sobrepeso u obesidad.
- Ejercicio físico, que en el caso de los niños sería una hora de ejercicio intenso cada día y siempre recomendamos que sea la familia al completo la que realice ejercicio. El sentido es que se inculque desde pequeños la práctica y que suponga para todos momentos compartidos de ocio y salud
- Alimentación equilibrada basada en la dieta mediterránea donde se realizan 5 ingestas al día, 4ó 5 piezas de fruta y verduras al día……, se consumen pocas grasas animales y muy pocos dulces. Dicho esto, las raciones tienen que ser adaptadas a la edad y a la actividad de cada miembro de la familia.
- Lactancia materna
Por otra parte, cuando ya hay un problema de sobrepeso u obesidad hay que poner en marcha una serie de estrategias dirigidas a cambiar el estilo de vida y estas son actuaciones que debe realizar toda la familia y que si es posible debe ser atendido por un equipo multidisciplinar, médico, psicólogo, nutricionista.
Las raciones tienen que ser adaptadas a la edad y a la actividad
Dicho esto, el tratamiento que más eficacia ha demostrado es la combinación de terapia cognitiva conductual con programas de dieta y ejercicio.
Hay dos elementos fundamentales en todo el proceso de atención o apoyo psicológico a esta enfermedad y son: la motivación para el cambio y la psicoeducación usada como trabajo de construcción de deseos de cambio y mantenimiento.
El tratamiento psicológico basado en la terapia cognitiva para la familia parte de una evaluación para descartar otras posibles patologías o psicopatologías que pueden interferir en la adaptación y evolución del programa de tratamiento general.
El foco de la intervención está en “qué debería cambiar y cómo puedo hacerlo” para que esto pueda darse se comienza por poner una serie de objetivos de control de la comida y esto permite observar la forma en que se van canalizando los afectos.
La autonomía para perder peso debe aumentar a medida que el niño cumple años pero el recordemos que el tratamiento va dirigido a toda la familia.
Las técnicas empleadas son:
1- Técnicas de autocontrol: que incluyen autoobservación, registro de comida y de situaciones desencadenantes, establecimiento de metas realistas a cortolargo plazo, control de estímulos (comer sentado, despacio, sin otras actividades, límites y lista de comida, levantarse de la mesa al comer, compra controlada).
2- Reestructuración cognitiva propiamente dicha: conocimiento que el paciente tiene de sus propios pensamientos y emociones, conocer las relaciones de emociones y situaciones de ingesta, …
3- Focos de trabajo: autoestima, actitud ante las críticas, valoración de las fortalezas, favorecer el desarrollo del sentido de autoeficacia, imagen corporal y refuerzo de logros, aun siendo pequeños.
4- Desarrollo de otras habilidades de manejo de dificultades: aprender conductas alternativas en vez de comer, estrategias de manejo del estrés y regulación de afectos, entrenamiento en habilidades sociales, asertividad, entrenamiento en solución de problemas, además de prevención e interpretación de recaídas.
5- Seguimiento y evolución: trata de la reevaluación y feedback de cambios producidos y mantenidos.
Recomendaciones generales
A principio, cuando son muy pequeños es conviene estimularles a que coman por sí solos, aunque sea con los dedos. Para eso es mejor utilizar alimentos que sean semisólidos: plátanos, tortas de maíz, pan en trocitos, arroz cocido…
Aunque sea más lento, o haya que limpiar después, conviene permitir que el niño o niña emplee sus habilidades.
Es adecuado permitir un cierto margen de elección con la comida.
No hay que enfadarse si se manchan la ropa, si tiran comida o si derraman algo. No es voluntario. Por su edad no tienen aún la capacidad de controlar todos sus movimientos de forma perfecta. Pero se les puede ir enseñando cómo se limpia.
Si tira la comida de forma reiterada, posiblemente sea un juego y también la señal de que ya no quiere comer más.
Las porciones deben ser adecuadas a la edad. Se deben ofrecer porciones pequeñas, con la posibilidad de pedir más si tiene más hambre. En caso de que quieran menos o no quieran, no se le debe forzar en modo alguno, ni con trucos, recompensas o sobornos, y por supuesto sin castigos, enfados ni humillaciones.
No conviene apremiarles para que acaben rápido de comer
No conviene apremiarles para que acaben rápido de comer, y a quienes lo hacen, se les debe entretener charlando entre bocado y bocado, sin alentar a que acaben en primer lugar.
Es aconsejable desconectar la televisión durante las horas de comer y aprovechar para charlar en familia. La tele atrapa la atención de niños y niñas y dificulta que aprendan a comer por sí solos. Por otra parte, cuando se come con la vista puesta en la televisión, se suele comer más cantidad de la necesaria.
Padres y cuidadores deben reconocer y responder a las claves de hambre y saciedad de cada niña o niño, tanto verbal como no verbal, por ejemplo, irritabilidad e inquietud como señales de hambre; volver la cabeza, rechazar la comida, dormirse o querer jugar como señales de saciedad).
También conviene recordar algunas cosas que no se deben hacer:
– El abuso del consumo de alimentos azucarados tales como zumos o refrescos o batidos, especialmente entre horas. Es un riesgo para sus dientes, puede impedir que coman otros alimentos más nutritivos y puede producir trastornos nutricionales.
– Premiar con dulces, regalar chucherías. Para los niños y niñas de cualquier edad, el mejor regalo o premio es la atención sincera de una persona adulta, que le dedica unos minutos, un poco de charla, un cuento, una broma, le enseña un juego, o le muestra cómo es el mundo a su alrededor.

