En la publicación de Jacinto Muñoz Nuevo, La Virgen de Gracia de Archidona: Iconografía, Devoción y Patrimonio, podemos contemplar un exvoto que recoge la actuación de unos bandidos: la acción transcurre cuando Francisco Arjona Galeote fue retenido por unos bandoleros el 15 de septiembre de 1856 y se encomendó a la Virgen de Gracia para su salvación. Este cuadro de agradecimiento a la Virgen de Gracia, de autor anónimo y fechado en 1856, recoge unos de los fenómenos sociales de esta época, el bandolerismo y los secuestros que realizaban.
Ricardo Conejo Ramilo, en su Historia de Archidona, también nos narra las andanzas del bandolero archidonés Nicolás Jordán, ocurridas a mitad del siglo XIX y que están todavía presentes en la memoria colectiva de los archidoneses que escucharon a sus abuelos contar cómo Jordán se escondía en la Casería de Artacho, en sus cámaras altas con dobles tabiques que le proporcionaban un escondite seguro y en el pasadizo de la mina del nacimiento de la Fuente de Artacho que se encuentra junto al cortijo.
Dejaremos para un artículo más extenso y con mayor profundidad de estudio la cuestión del bandolerismo como una manifestación concreta del conflicto social existente en el siglo XIX, colmado de acontecimientos políticos, constituciones, ocupación de las tropas napoleónicas, revoluciones y contrarrevoluciones, golpes militares, monarquía, regencia y guerras carlistas. Todos estos acontecimientos favorecieron unos movimientos asociacionistas muy importantes y en este contexto algunos bandoleros se convierten en personajes de leyenda. Consultaremos las actas del bandolerismo en Andalucía, a los autores románticos que visitaron nuestras comarcas en busca de la figura del mítico bandolero andaluz y acudiremos al testamento de José María “El Tempranillo” conservado actualmente en el Archivo Municipal de Archidona. En estas líneas destacamos que desde muy antiguo el fenómeno del bandolerismo se encuentra presente en toda la geografía andaluza: autores clásicos mencionan la resistencia de grupos de bandoleros frente a las tropas romanas en la Bética, los árabes también relatan actuaciones del bandolerismo de la zona y en el siglo XVI el viajero alemán Diego de Cuelbis dice que Archidona es una ciudad importante situada en la “raya del Reyno de Granada” y describe uno de sus parajes como un “valle muy hondo llena de arboledas y bosques de vellotas: de manera que luego destos bosques pueden saltear a los pobres passajeros.”
Retomando el título del artículo, referir cómo nuestras abuelas y bisabuelas estaban suscritas a unas colecciones por fascículos sobre las aventuras de los bandoleros. Hemos encontrado dos de estas obras: en una de ellas, titulada Ricardo Torres Heredia. El justiciero generoso o justicia en la sierra, al final del capítulo II, al pie de la página 16 podemos leer: “Conserve cuidadosamente este ejemplar de propaganda en su poder, que mañana pasará nuestro viajante a suscribirle esta publicación” y en su capítulo primero existe un sello con las siguientes inscripciones: Publicaciones Semanales / Suscripciones…/ Antonio Armijo…/ Campos, 8-ANTEQUERA”, que sería el distribuidor y representante en la comarca.
Dicha novela, escrita por Oscar Lorenzo, está encuadernada en dos volúmenes y no consta fecha ni lugar de publicación, componiéndose de 227 capítulos. Después de todo el devenir de Ricardo Torres Heredia como bandolero, con las injusticias que lo llevan a la sierra, con sus amores imposibles, los problemas internos de la partida y un largo etc. finaliza rehabilitado en la página 3.136. A lo largo de la obra existen varias láminas que ilustran diferentes acontecimientos y algunos capítulos comienzan con ilustraciones, pudiendo destacar el CXXXIV (134) “Desgracias y Venturas” donde se representa la carga de los “migueletes” contra la partida de bandoleros.
Nuestras abuelas y bisabuelas se llevarían una gran sorpresa cuando llegó a sus manos el capitulo CLIV, (154) página 1.75, de la novela de Juan León titulado “EL BIZCO DE ARCHIDONA”. El Bizco fue sorprendido por la partida de Juan León y en su interrogatorio les dijo que se llamaba “Anacleto Martín; pero por ahí me llaman el Bizco de Archidona”. Después de una algarabía entre el Bizco y los hombres de Juan León, lo amarraron y querían matarlo al no fiarse de él; además, trataron de culparlo de la muerte de una mujer, pero el Bizco confesó su inocencia y les delató el lugar donde estaba escondido el ladrón misterioso, José Luís, autor del asesinato. La partida de Juan León llegó a la Cueva del Torrente donde se encontraba la partida de José Luís, a la vencieron tras un intenso combate. El Bizco de Archidona terminó uniéndose a la partida de Juan León, que casi con toda seguridad sería natural de la Archidona de la provincia de Sevilla.
