En la mañana del pasado lunes, con la correspondiente “resaca” en los medios de comunicación posterior a la Conferencia Política del PSOE, leía los periódicos de tirada nacional “ABC”, pero sobre todo me centré en “El Mundo” y muy especialmente su “Editorial” y el artículo de “Casimiro García-Abadillo”.
La primera conclusión y más importante es que la Conferencia Política del PSOE, llamada a ser el revulsivo, el cambio de un partido que se desangró no hace mucho en las urnas y que a día de hoy lo sigue haciendo en las encuestas, ha sido un gran fracaso con mayúsculas. En el Partido Socialista siguen tras la Conferencia Política, arrastrando los dos principales problemas con los que llegaron a éste “cónclave”: la indefinición del modelo de Estado y las elecciones primarias para elegir a su líder.
Y lo segundo que se me vendría a la mente si fuera socialista, tras esgrimir Rubalcaba hasta la saciedad en su discurso de clausura “¡El PSOE ha vuelto!”: ¿es que el PSOE se ha ido alguna vez? Rubalcaba, al estilo de un nuevo “Mesías”, como si fuera nuevo en política y tras el “rapapolvos” que le dio días antes Felipe González, venía a afirmar de forma contradictoria que el PSOE había vuelto, pero resulta que si alguien ha estado permanentemente en la dirección del Partido Socialista ha sido él y, por lo tanto, sería cuando menos corresponsable de que el partido se hubiera desubicado. Es más, su presencia en el PSOE es tan longeva, que si tuviéramos que buscar un símil a su situación en el PSOE, buscaríamos la del ejército que se encuentra casi derrotado en guerra y que aguarda en su fortaleza buscando poder ejercer su última oportunidad, intentando ganar tiempo. Rubalcaba es ese señor que estuvo en el gobierno de Felipe González, que anduvo en segunda línea pero siempre atento a dar el salto en el descalabro de Almunia y los primeros años de Zapatero, y que definitivamente tras un avance estratégico se adueñó del poder en el PSOE.
Esa estrategia de aguantar como sea, ha hecho que éste encuentro haya sido una auténtica pantomima, como se lamenta el ciudadano de a pie “solo importaba la fotografía”. Y es verdad, ¿cómo se permite el principal partido de la oposición a perder las pocas oportunidades que le quedan de encontrar la confianza en el ciudadano al que llevó a la peor crisis económica de la nueva era? Y es que lo que Rubalcaba busca a toda costa es seguir siendo secretario general del PSOE, de ahí que su equipo buscase organizar una Conferencia Política totalmente descafeinada, vacía de contenido.
Rubalcaba, ese “líder curtido en mil batallas”, busca como sea acercar lo máximo posible las elecciones primarias en el PSOE a las elecciones generales, para no dejar tiempo de reacción en caso de un más que probable batacazo en las elecciones europeas de 2014 o las elecciones municipales y autonómicas de 2015. La primera opción que se me viene a la mente, es que Rubalcaba intente volver a presentarse a candidato a la presidencia del gobierno y que sus compañeros si ven la situación demasiado obscura no le presenten batalla y la segunda opción que me ronda en la cabeza es que, ante la cercanía de unas elecciones generales haría imposible la convocatoria de un Congreso, por lo que si finalmente no se presentase a las primarias o perdiese dichas elecciones primarias, supondría que el PSOE afrontaría las elecciones generales de 2015 con una bicefalia: un candidato a la presidencia del gobierno y un secretario general, Rubalcaba. En el caso remoto de una victoria electoral o de la formación de una coalición de gobierno liderada por el PSOE, el secretario general aparecería como una de las claves del éxito y podría aspirar a seguir en el cargo. Y Si el ganador de las primarias pierde en la contienda electoral de 2015, el secretario general seguiría siendo el mismo.
Y aquí, Susana Díaz está jugando un papel crucial, ya que ella necesita tiempo para aumentar su popularidad en las filas socialistas y buscar un futuro en el partido lejos de Andalucía ante el más que probable estallido judicial de los EREs y la quiebra técnica en la que tiene sumida la gestión socialista a la Junta de Andalucía. Y esto claramente beneficia a Rubalcaba en sus aspiraciones de continuar liderando el proyecto socialista a nivel nacional.
Por lo tanto, la conclusión es muy clara: Un PSOE que se radicaliza y que no sigue la estela de antiguos dirigentes como Bono que éste lunes afirmaba “Prefiero un PSOE que busque acuerdos con el PP y no con la fuerza liderada por Cayo Lara”, un PSOE que no tiene las personas adecuadas para revelarse contra la mala dirección que están llevando los líderes del partido, un PSOE que no tiene un proyecto nacional definido y un PSOE más preocupada de quién lo va a liderar que de sus ciudadanos. Y si, el PSOE ha vuelto como ha dicho Rubalcaba, pero lo que ha vuelto es a fracasar y con ello Rubalcaba que sigue aguantando en el cargo y todo indica a que no se va, sino que se queda.
Antonio García Mendoza
