Llegó por fin la Feria Taurina de 2014. Y lo hizo con una primera gran corrida de toros un tanto deslucida por la cuestionable calidad de la reses en palabras de muchos de los aficionados que abandonaban la plaza decepcionados. Sin embargo, Manuel Escribano, el torero más ligado a la ciudad de Antequera, supo aprovechar su técnica para terminar una faena redonda, sobresaliente. Escribano cortó las dos orejas al primer toro, gracias a sus arriesgados y a la vez elegantes pases. Tampoco falló a la hora de matar por lo que levantó la pañolada del respetable.
El sevillano cerró la tarde cortando otra oreja a su segundo y último toro. Una faena excelente, aprovechando las reses que salieron al albero y ganándose el cariño de una afición entregada en cada uno de sus pases.
Por su parte, Curro Díaz no contó con la misma suerte. El de Linares puso toda la carne en el asador pero se topó con unos morlacos a medio gas. Dos orejas, una en cada toro, para el jiennense que salvó una tarde agridulce en la Plaza de Toros de Antequera.
Y, por último, toreó en la ciudad el mejicano Alejandro Amaya que no tuvo su mejor tarde. Superado por la inoperancia de las reses, pareció desmotivado en cada una de sus faenas. Así, terminó la corrida de vacío y levantando algún que otro abucheo de los presentes.
Fue el inicio de tres grandes tardes de toros, que seguro irán creciendo con la Corrida de Rejones y la Goyesca.
