Una paciente del Centro de Salud de Antequera será indemnizada con 35.105 por el Servicio Andaluz de Salud (SAS), tras la resolución en la que se admite un error en el diagnóstico de un cáncer de vejiga, tras el retraso en la detección de un tumor vesical y, consecuentemente, del tratamiento adecuado.
Según ha dado conocer en un comunicado la Asociación ‘El Defensor del Paciente’ en Málaga, la mujer, de 68 años, acudió a su médico de familia en febrero de 2011 por presentar sangre en la orina. Y tras realizarle una analítica le prescribió antibióticos. Dado que no había mejoría, la paciente llegó a acudir hasta siete veces a su facultativo y en ningún momento la derivó a un especialista.
No fue hasta diciembre de ese año cuando otro médico, tras una nueva revisión, la remitió al Servicio de Urología del Hospital Comarcal, donde un mes más tarde le diagnosticaron el tumor «de larga evolución». En este sentido el propio dictamen del SAS indica que el médico de cabecera de la paciente debería haber hecho un estudio más amplio.
Para la asociación, ha quedado acreditado «la enorme demora en derivar» a la paciente al
especialista en Urólogía, además de entender que se pudo haber
evitado la extirpación de varios órganos, puesto que dado el avanzado estado
del carcinoma el único tratamiento posible era realizar la extirpación pélvica total: vejiga, uretra, parte del uréter, ovarios, trompas, útero, cadena ganglionar y riñón
izquierdo.
especialista en Urólogía, además de entender que se pudo haber
evitado la extirpación de varios órganos, puesto que dado el avanzado estado
del carcinoma el único tratamiento posible era realizar la extirpación pélvica total: vejiga, uretra, parte del uréter, ovarios, trompas, útero, cadena ganglionar y riñón
izquierdo.
«Como consecuencia de dicha demora en el diagnóstico del carcinoma, el tumor
era ya de gran tamaño e infiltraba a otros órganos, produciéndole la atrofia del riñón
izquierdo que tuvo que ser igualmente extirpado, habiendo perdido la reclamante
calidad de vida de forma radical», concluyen la nota.
era ya de gran tamaño e infiltraba a otros órganos, produciéndole la atrofia del riñón
izquierdo que tuvo que ser igualmente extirpado, habiendo perdido la reclamante
calidad de vida de forma radical», concluyen la nota.
